Nov. 09, 2025
No sé si alguna vez has visto a alguien desmayarse. Todo parece normal—hasta que, de repente, la persona pierde fuerzas, los ojos se nublan, y cae sin poder sostenerse. El cuerpo simplemente no responde.
Así también pasa con el alma. Hay momentos en que el peso de las pruebas, las decepciones o los temores nos dejan sin fuerzas por dentro. No lo mostramos, seguimos de pie, pero en realidad estamos a punto de caer espiritualmente.
David conoció ese punto límite. De ahí que en este salmo confiesa que estuvo a un paso de desmayar. Pero, ¿qué lo sostuvo?






